martes, 10 de noviembre de 2009

CONOCE A NUESTROS PROFESORES - 01


MIS ORIGENES EN EL KUNG-FU CULEBRA BLANCA
Sifu José Miguel Rodríguez
Por Freddy Aquino

No recuerdo con exactitud la fecha en la cual ingresé a la Escuela de Kung-Fu Culebra Blanca, pero puedo precisar que fue aproximadamente entre los años de 1986 y 1987, cuando la escuela funcionaba con unos 6 estudiantes en el Club José Martí, en el Ensanche La Paz.

En ese período la escuela era dirigida por el Sifu Wilson Gómez, que entonces tenia el grado marrón. La mayoría de los practicantes eran jóvenes estudiantes oriundos de San Juan de la Maguana.

Un compañero de luchas políticas, cinta negra en Karate japonés, de la modalidad Shorinyi Ryu me había dado clases particulares en el mirador.

Miguel Ramírez, que en ese entonces era el director de una escuela de alfabetización en el Club José Martí me habló de las clases, explicándonos el carácter misterioso, místico de nuestro sistema de Kung-Fu.

De inmediato me sentí cautivado, atraído por el sistema, me escribí en la escuela., y comencé mi sendero personal de encuentro con el Kung-Fu Culebra Blanca.

Eran tiempos de un fuerte entrenamiento físico, de desarrollo de la resistencia cardiovascular y de peleas de mucho contacto. Era un Kung Fu para pocos. Recuerdo que ingresé con un amigo llamado Luis Sánchez, quien en los primeros meses de clases recibió una patada por la que estuvo tomando medicamentos y termino retirándose, no creo que fuera por el golpe, sino porque el Kung Fu no entro en el. A mi, por más golpes que recibiera, no había forma de hacerme desistir. Ese entrenamiento duro era el filtro para determinar en quienes podía entrar el estilo y quienes simplemente iban de paso.

Fueron decenas, talvez cientos los que se marcharon por resistir el entrenamiento y por no querer hacer los sacrificios necesarios para avanzar.

Luego de unos pocos años fue cuando tuve el honor de conocer al Sifu Freddy Aquino, quien en ese momento era un joven sanjuanero más del grupo inicial, pero que luego llegaría ser mi segundo maestro y mentor, por sus habilidades excepcionales en nuestro sistema, por su basto conocimiento del kung interno y flexible, y por sus condiciones de maestro paciente y perseverante.

Yo, como la gran mayoría de jóvenes de esa época que iniciamos la práctica de algún arte marcial, recibimos gran influencia del cine de Hong Kong y de Hollywood, que a pesar de esa gran contribución a inspirarnos presentaba distorsiones, acrobacias, técnicas espectaculares que nunca veríamos en la realidad.

Esos inicios en el Kung-Fu los recuerdo como una época juvenil, fresca y romántica. Fue parte integral de primera juventud.

De ese primer grupo que practicó en el Club José Marto, para mí el grupo inicial, solo quedamos practicando tres personas, el Sifu Wilson Gómez, el Sifu Freddy Aquino y un servidor.


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